Gracias a estos principios, la finalidad del tribunal es conseguir una rápida resolución a los conflictos, con un coste sensiblemente inferior al de la justicia ordinaria, al no ser necesario el pago de tasas judiciales, ni la intervención de procurador. Si bien tampoco es imprescindible la presencia y/o asistencia de abogado, si es aconsejable.

En conclusión, el arbitraje es una forma rápida y económica de resolver los problemas que puedan surgir en el ámbito empresarial.